Las várices son una enfermedad crónica, un trastorno en el que se tiene una tendencia a desarrollar várices. Las várices pueden tratarse con excelentes resultados, previniendo la aparición de complicaciones, algunas de ellas graves.

No obstante, esta enfermedad no puede ser curada de forma permanente, ya que lo que no puede eliminarse es esa tendencia que la persona tiene a desarrollar várices, por lo que muchos pacientes deberán realizar controles periódicos y/o tratamientos mas cortos de mantenimiento pasado un tiempo variable desde el tratamiento inicial o primero. Pero lo que es importante es la mejoría de esta enfermedad con el tratamiento, la detención de su progreso, la remisión de sus síntomas y una mejor calidad de vida para el paciente. Si las várices se dejan sin tratar, la enfermedad progresa y según el caso puede llegar a tener graves consecuencias para quienes la padecen.

Algunos pacientes harán su primer tratamiento y retornarán 10 años después, mientras que otros deberán hacerlo mucho antes. Habrá algunos casos de pacientes en los que no vuelven a desarrollarse várices, recalcando que esto tiene que ver con una tendencia, con estilos de vida, con la predisposición genética de cada persona a desarrollar várices. De esto se deduce que si las várices vuelven a aparecer, esto no siempre es sinónimo de un tratamiento mal realizado. Adicionalmente la prevención de várices será muy importante para prevenir y/o retrasar su aparición o reaparción.